martes, 11 de enero de 2011
A María Elena Walsh
En la noche redonda,
redonda de oscuridad y Luna,
juega una niña alrededor de un aljibe;
colgada de un mantel de astros se columpia
luego, mientras avanza, sobre el manto oscuro
va pespunteando estrellas
con hilos robados a la cola de un cometa
_caminito de las sombras_
rumbo allá a lo más profundo
a lo más alto, a lo más hondo
como un tris de viento que canta
como un coro, un duende
que se hace música y oscuridad
perdiéndose allá, a lo lejos,
en un agujero abierto en medio de la noche
un soplo de Luna en camisón
el último aliento de un planeta
un sol que se apaga, que se extingue
allá en el mundo, allá en el Sur,
aquí en mi pecho no,
aquí sigue, jugando a hacer canciones
en una ronda que no cesa, que pasa y pasa
en torno del aljibe, junto al pozo:
una chispa, una princesa
una cometa, una estrella de mar
ah, y el mar, el son del mar
y aquella ciudad oscura como una tumba
aquellos edificios como sepulcros verticales
enormes y fríos, como piedras
de madrugada.
Adiós María Elena, qué suerte
que te me quedas en el corazón,
donde no cabe la muerte.
Elkin J. Calle [Enero 11/2011]
sábado, 8 de enero de 2011
El derecho de soñar
Por Eduardo Galeano
Vaya uno a saber cómo será el mundo más allá del año 2000. Tenemos una única certeza: si todavía estamos ahí, para entonces ya seremos gente del siglo pasado y, peor todavía, seremos gente del pasado milenio.
Sin embargo, aunque no podemos adivinar el mundo que será, bien podemos imaginar el que queremos que sea. El derecho de soñar no figura entre los treinta derechos humanos que las Naciones Unidas proclamaron a fines de 1948. Pero si no fuera por él, y por las aguas que da de beber, los demás derechos se morirían de sed.
Deliremos, pues, por un ratito. El mundo, que está patas arriba, se pondrá sobre sus pies:
En las calles, los automóviles serán pisados por los perros.
El aire estará limpio de los venenos de las máquinas, y no tendrá más contaminación que la que emana de los miedos humanos y de las humanas pasiones.
La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor.
El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas.
La gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar.
En ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a hacer el servicio militar, sino los que quieran hacerlo.
Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas.
Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas.
Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos.
Los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas.
El mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra por siempre jamás.
Nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión.
Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle.
Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos.
La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla.
La policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla.
La justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda.
Una mujer, negra, será presidente de Brasil y otra mujer, negra, será presidente de los Estados Unidos de América.
Una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú.
En Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria.
La Santa Madre Iglesia corregirá algunas erratas de las piedras de Moisés. El sexto mandamiento ordenará: "Festejarás el cuerpo". El noveno, que desconfía del deseo, lo declarará sagrado.
La Iglesia también dictará un undécimo mandamiento, que se le había olvidado al Señor: "Amarás a la naturaleza, de la que formas parte".
Todos los penitentes serán celebrantes, y no habrá noche que no sea vivida como si fuera la última, ni día que no sea vivido como si fuera el primero.
Vaya uno a saber cómo será el mundo más allá del año 2000. Tenemos una única certeza: si todavía estamos ahí, para entonces ya seremos gente del siglo pasado y, peor todavía, seremos gente del pasado milenio.
Sin embargo, aunque no podemos adivinar el mundo que será, bien podemos imaginar el que queremos que sea. El derecho de soñar no figura entre los treinta derechos humanos que las Naciones Unidas proclamaron a fines de 1948. Pero si no fuera por él, y por las aguas que da de beber, los demás derechos se morirían de sed.
Deliremos, pues, por un ratito. El mundo, que está patas arriba, se pondrá sobre sus pies:
En las calles, los automóviles serán pisados por los perros.
El aire estará limpio de los venenos de las máquinas, y no tendrá más contaminación que la que emana de los miedos humanos y de las humanas pasiones.
La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor.
El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas.
La gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar.
En ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a hacer el servicio militar, sino los que quieran hacerlo.
Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas.
Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas.
Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos.
Los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas.
El mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra por siempre jamás.
Nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión.
Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle.
Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos.
La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla.
La policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla.
La justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda.
Una mujer, negra, será presidente de Brasil y otra mujer, negra, será presidente de los Estados Unidos de América.
Una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú.
En Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria.
La Santa Madre Iglesia corregirá algunas erratas de las piedras de Moisés. El sexto mandamiento ordenará: "Festejarás el cuerpo". El noveno, que desconfía del deseo, lo declarará sagrado.
La Iglesia también dictará un undécimo mandamiento, que se le había olvidado al Señor: "Amarás a la naturaleza, de la que formas parte".
Todos los penitentes serán celebrantes, y no habrá noche que no sea vivida como si fuera la última, ni día que no sea vivido como si fuera el primero.
viernes, 7 de enero de 2011
FIN DE FIESTA [Pieza en cinco movimientos]
[Para piano, flauta, violoncello, percusión y voz]
[ I ] Primer movimiento [Largo]
La rutina
Ocurre que hay ciertas palabras
gestos, gente, circunstancias
que te toman por sorpresa
y te sacuden de golpe
y te remueven el polvo
y te sacan de la inercia
de unos días siempre iguales
que pasan y van pasando
repetidos como un eco
terribles como la ausencia
tan grises como el olvido
desprovistos de sustancia
idénticos, aburridos.
Ocurre que hay muertes, ausencias,
voces y sombras, fantasmas
que pesan como cadenas:
tristezas de sangre adentro
amores que se han perdido
instantes que nunca fueron.
Los sueños que abandonamos
las no cumplidas promesas
los proyectos no acabados
el mismo rumbo de siempre
las siempre mansas caricias
de una vida de rituales:
los mismos gestos vencidos
la misma risa gastada
los mismos pasos, los mismos
el mismo gato en la cama
los mismos besos fingidos
el mismo sexo sin ganas
La danza sincronizada
de una vida que es rutina
adentro de la misma casa
debajo de unas mismas ruinas.
Ocurre, al fin, que te cansas
pero no encuentras salida
ninguna ruta de escape
el silencio como alternativa
a una vida que no es vida.
El tedio de vivir viviendo
el empeño en seguir creando
la angustia de no estar queriendo
la nostalgia de seguir amando
la rabia de olvidar callando
la certeza de seguir perdiendo
la tristeza de vivir penando
el anhelo de encontrar olvido
el deseo de no acabar odiando
las ganas de morir tranquilo.
Ocurre que te resignas
ocurre que ya ni piensas
que te aburres de intentarlo
ocurre que ya no intentas
porque ya nada te importa.
Descubres que no hay milagros. [Dic.10/2010]
[ II ] Segundo movimiento [Moderato-andante]
Las horas muertas
De tanto estar sin estar
las horas muertas las horas
se acumulan largamente
se acumulan entre el polvo
entre el tedio, sumando días
amontonándose
haciéndose semanas, meses, años
sin que puedas apenas darte cuenta
sin que llegues siquiera a percibir
que es nada más que eso, en suma, lo que eres:
un montón de instantes vacíos
un amasijo de horas apelmazadas
mal puestas una junto a la otra
momentos que no dicen nada
bosquejo apenas de lo que quisiste ser
o hacer y sin embargo
jamás pudiste, nunca pudiste, no se pudo
y te preguntas por qué
y no encuentras respuesta
y te duelen el tiempo y el silencio
el ya no poder hacer nada, eso te duele
te duele tanta impotencia
así es la muerte. [Dic.17/2010]
[ III ] Tercer movimiento [Cantabile]
Inventario simple
Un montón de cajas
decenas de cajas apiladas
cajas de todos los tamaños
cajas grandes y cajas pequeñas
cajas con discos y casetes
cajas con libros y revistas
cajas con películas
cajas repletas de objetos diversos
la acumulación inútil de toda una vida
cajas con cientos de folios, con apuntes
esbozos, ideas, proyectos
resultado de tanta necedad, de tanto empeño
producto inútil de tanta madrugada
de tantas y tantas horas de vigilia
cajas que a su vez contiene otras cajas
cajas más pequeñas donde guardas las fotos
cajas aún más pequeñas donde archivaste las cartas
cartas airadas o tiernas, a veces románticas
letra inútil que sólo nos sirve para recordar
_tal vez para imaginar_
que alguna vez estuviste vivo de algún modo
que alguna vez, tal vez, amaste o fuiste amado
que alguna vez acaso conociste el amor
aunque quién sabe.
Cajas repletas de facturas, contratos, documentos
palabrería más que inservible, naderías
prueba fehaciente de nuestro empeño
_o manía_ de andar por la vida oficializándolo todo, todo,
incluso el paso de los días.
Y junto a las cajas, los muebles:
apenas dos mesas, algunas sillas y un sofá
un enorme sofá de madera
un escritorio antiguo con sus gavetas
ahora más que nunca vacías
los restos de una biblioteca en ruinas
unas cuantas estanterías despobladas
un par de armarios desocupados
una cama grande, destendida
la ropa tirada por ahí, de cualquier modo
un taburete, dos mesas de noche y una lámpara
el retrato pintado en acrílico de alguien que ya no conoces
unos cuántos lienzos empolvados
algunas imágenes antiguas, desgastadas
y aquella foto que te recuerda cómo eras
en la que te vuelves a ver hace ya tantos años.
Una estufa sin gas y una nevera
recordándote su presencia cada madrugada
con aquel sonido repetido,
con su ronroneo metálico y monocorde;
y además los gatos, muchos gatos
un montón de gatos
36 pisadas simultáneas de felinos
arrastrándose con lentitud y parsimonia
por los rincones de la casa vacía
arañando cojines, desflecando alfombras
acariciándome el alma con sus miradas
alborotando la tarde con sus maullidos
endulzándome la vida con sus presencia
conjurando el diario aburrimiento con sus sonidos
y nada más
y nada más. [Dic.17/2010]
[ IV ] Cuarto movimiento [Adagio-cuasi un lamento]
La vida
Se sabe: la vida nunca es lo que uno quiere
nunca es lo que queremos
en ocasiones es sólo lo que podemos
y a veces ni siquiera eso.
La vida, sin embargo, es muchas cosas
siempre es muchas cosas
y es sobre todo muy corta y no nos basta;
no nos bastan los días
los meses no nos bastan
ni nos alcanzan los años
que son tan cortos y pasan, tal vez,
demasiado rápido
al menos así nos lo parece.
La vida es poco, es casi nada
y sin embargo es todo
y sin embargo es siempre
lo único que al final tenemos
lo único que alguna vez se pierde
lo único que definitivamente perdemos
irremediablemente
porque para entonces de nada servirán
los lamentos, las quejas, las protestas.
Las horas son tan cortas
son tan cortas las horas y sin embargo pesan
pesan mucho y pesan tanto
que el único cansancio verdadero
es el que nos va dejando el tiempo
con su paso. [Dic.19/2010]
[ V ] Quinto movimiento [Agitato-vivace]
Petición
Pido que ya no me vean
que no me presientan siquiera
que no me sepan hoy
que no me sepan más
que no me intuyan
que ni tan solo a ras del sueño
me sospechen
que no me vislumbren
que no me anticipen
que no me averigüen
que no me descubran
que no me presuman
que no me quieran invocar
que no me inventen otra vez
que no me sueñen
que no me anuncien
que no me vulneren de nuevo
al presentirme
que no me vuelvan a lastimar
al suponerme
que no me deduzcan
que no me predigan
que no me imaginen
que no me comprueben
que por nada del mundo
me adviertan
que por ningún motivo
me observen
que no me respiren
que no me testifiquen
que no me salvaguarden
que no me santifiquen
que no me pacifiquen
que no me ambicionen
que no me pregunten
que no me interroguen
que no me tanteen
que no me sorprendan
que no me atestigüen
que no me retraigan
que no me devuelvan
que no me fantasmen
que no me fastidien
que no me rastreen
que no me cancionen
que ya no piensen en mí
que no me esperen
que no me alucinen
que no me convoquen
que no me olfateen
que no me revivan
que no se desvivan
que no me desmueran
que no se desvelen
que no me consigan
que no me desentierren
que no me desenlunen
que no me desenloden
que no me desarenen
que no me desempolven
que no me desarraiguen
que no me desensombren
que no me desahoguen
que no me desenfunden
que no me desagravien
que no me desordenen
que no me regresen
que no me nostalgien
que para siempre y de una vez
me olviden
que desde ahora y nunca más
recuerden.
Elkin J. Calle [Dic.31/2010]
[ I ] Primer movimiento [Largo]
La rutina
Ocurre que hay ciertas palabras
gestos, gente, circunstancias
que te toman por sorpresa
y te sacuden de golpe
y te remueven el polvo
y te sacan de la inercia
de unos días siempre iguales
que pasan y van pasando
repetidos como un eco
terribles como la ausencia
tan grises como el olvido
desprovistos de sustancia
idénticos, aburridos.
Ocurre que hay muertes, ausencias,
voces y sombras, fantasmas
que pesan como cadenas:
tristezas de sangre adentro
amores que se han perdido
instantes que nunca fueron.
Los sueños que abandonamos
las no cumplidas promesas
los proyectos no acabados
el mismo rumbo de siempre
las siempre mansas caricias
de una vida de rituales:
los mismos gestos vencidos
la misma risa gastada
los mismos pasos, los mismos
el mismo gato en la cama
los mismos besos fingidos
el mismo sexo sin ganas
La danza sincronizada
de una vida que es rutina
adentro de la misma casa
debajo de unas mismas ruinas.
Ocurre, al fin, que te cansas
pero no encuentras salida
ninguna ruta de escape
el silencio como alternativa
a una vida que no es vida.
El tedio de vivir viviendo
el empeño en seguir creando
la angustia de no estar queriendo
la nostalgia de seguir amando
la rabia de olvidar callando
la certeza de seguir perdiendo
la tristeza de vivir penando
el anhelo de encontrar olvido
el deseo de no acabar odiando
las ganas de morir tranquilo.
Ocurre que te resignas
ocurre que ya ni piensas
que te aburres de intentarlo
ocurre que ya no intentas
porque ya nada te importa.
Descubres que no hay milagros. [Dic.10/2010]
[ II ] Segundo movimiento [Moderato-andante]
Las horas muertas
De tanto estar sin estar
las horas muertas las horas
se acumulan largamente
se acumulan entre el polvo
entre el tedio, sumando días
amontonándose
haciéndose semanas, meses, años
sin que puedas apenas darte cuenta
sin que llegues siquiera a percibir
que es nada más que eso, en suma, lo que eres:
un montón de instantes vacíos
un amasijo de horas apelmazadas
mal puestas una junto a la otra
momentos que no dicen nada
bosquejo apenas de lo que quisiste ser
o hacer y sin embargo
jamás pudiste, nunca pudiste, no se pudo
y te preguntas por qué
y no encuentras respuesta
y te duelen el tiempo y el silencio
el ya no poder hacer nada, eso te duele
te duele tanta impotencia
así es la muerte. [Dic.17/2010]
[ III ] Tercer movimiento [Cantabile]
Inventario simple
Un montón de cajas
decenas de cajas apiladas
cajas de todos los tamaños
cajas grandes y cajas pequeñas
cajas con discos y casetes
cajas con libros y revistas
cajas con películas
cajas repletas de objetos diversos
la acumulación inútil de toda una vida
cajas con cientos de folios, con apuntes
esbozos, ideas, proyectos
resultado de tanta necedad, de tanto empeño
producto inútil de tanta madrugada
de tantas y tantas horas de vigilia
cajas que a su vez contiene otras cajas
cajas más pequeñas donde guardas las fotos
cajas aún más pequeñas donde archivaste las cartas
cartas airadas o tiernas, a veces románticas
letra inútil que sólo nos sirve para recordar
_tal vez para imaginar_
que alguna vez estuviste vivo de algún modo
que alguna vez, tal vez, amaste o fuiste amado
que alguna vez acaso conociste el amor
aunque quién sabe.
Cajas repletas de facturas, contratos, documentos
palabrería más que inservible, naderías
prueba fehaciente de nuestro empeño
_o manía_ de andar por la vida oficializándolo todo, todo,
incluso el paso de los días.
Y junto a las cajas, los muebles:
apenas dos mesas, algunas sillas y un sofá
un enorme sofá de madera
un escritorio antiguo con sus gavetas
ahora más que nunca vacías
los restos de una biblioteca en ruinas
unas cuantas estanterías despobladas
un par de armarios desocupados
una cama grande, destendida
la ropa tirada por ahí, de cualquier modo
un taburete, dos mesas de noche y una lámpara
el retrato pintado en acrílico de alguien que ya no conoces
unos cuántos lienzos empolvados
algunas imágenes antiguas, desgastadas
y aquella foto que te recuerda cómo eras
en la que te vuelves a ver hace ya tantos años.
Una estufa sin gas y una nevera
recordándote su presencia cada madrugada
con aquel sonido repetido,
con su ronroneo metálico y monocorde;
y además los gatos, muchos gatos
un montón de gatos
36 pisadas simultáneas de felinos
arrastrándose con lentitud y parsimonia
por los rincones de la casa vacía
arañando cojines, desflecando alfombras
acariciándome el alma con sus miradas
alborotando la tarde con sus maullidos
endulzándome la vida con sus presencia
conjurando el diario aburrimiento con sus sonidos
y nada más
y nada más. [Dic.17/2010]
[ IV ] Cuarto movimiento [Adagio-cuasi un lamento]
La vida
Se sabe: la vida nunca es lo que uno quiere
nunca es lo que queremos
en ocasiones es sólo lo que podemos
y a veces ni siquiera eso.
La vida, sin embargo, es muchas cosas
siempre es muchas cosas
y es sobre todo muy corta y no nos basta;
no nos bastan los días
los meses no nos bastan
ni nos alcanzan los años
que son tan cortos y pasan, tal vez,
demasiado rápido
al menos así nos lo parece.
La vida es poco, es casi nada
y sin embargo es todo
y sin embargo es siempre
lo único que al final tenemos
lo único que alguna vez se pierde
lo único que definitivamente perdemos
irremediablemente
porque para entonces de nada servirán
los lamentos, las quejas, las protestas.
Las horas son tan cortas
son tan cortas las horas y sin embargo pesan
pesan mucho y pesan tanto
que el único cansancio verdadero
es el que nos va dejando el tiempo
con su paso. [Dic.19/2010]
[ V ] Quinto movimiento [Agitato-vivace]
Petición
Pido que ya no me vean
que no me presientan siquiera
que no me sepan hoy
que no me sepan más
que no me intuyan
que ni tan solo a ras del sueño
me sospechen
que no me vislumbren
que no me anticipen
que no me averigüen
que no me descubran
que no me presuman
que no me quieran invocar
que no me inventen otra vez
que no me sueñen
que no me anuncien
que no me vulneren de nuevo
al presentirme
que no me vuelvan a lastimar
al suponerme
que no me deduzcan
que no me predigan
que no me imaginen
que no me comprueben
que por nada del mundo
me adviertan
que por ningún motivo
me observen
que no me respiren
que no me testifiquen
que no me salvaguarden
que no me santifiquen
que no me pacifiquen
que no me ambicionen
que no me pregunten
que no me interroguen
que no me tanteen
que no me sorprendan
que no me atestigüen
que no me retraigan
que no me devuelvan
que no me fantasmen
que no me fastidien
que no me rastreen
que no me cancionen
que ya no piensen en mí
que no me esperen
que no me alucinen
que no me convoquen
que no me olfateen
que no me revivan
que no se desvivan
que no me desmueran
que no se desvelen
que no me consigan
que no me desentierren
que no me desenlunen
que no me desenloden
que no me desarenen
que no me desempolven
que no me desarraiguen
que no me desensombren
que no me desahoguen
que no me desenfunden
que no me desagravien
que no me desordenen
que no me regresen
que no me nostalgien
que para siempre y de una vez
me olviden
que desde ahora y nunca más
recuerden.
Elkin J. Calle [Dic.31/2010]
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